Uno de los significados del verbo interpretar presentes en el DRAE es: “Concebir, ordenar o expresar de un modo personal la realidad”. Esta definición nos parece perfecta en relación a la obra Casa de las estrellas: el universo contado por los niños, una recopilación de 133 diferentes palabras definidas por niños colombianos, publicada por primera vez en Colombia en 1999.

El paciente compilador de las definiciones ha sido Javier Naranjo, que las recogió durante un período de entre ocho y diez años, mientras trabajaba como maestro en varios colegios rurales del oriente del departamento de Antioquía.

Diccionario de los niños

La mayoría de las definiciones nos ha parecido fascinante, algunas resultan muy graciosas y otras muestran una profundidad y sabiduría que rara vez tenemos los adultos. Van desde la A de adulto (“Persona que en toda cosa que habla, primero ella”, según Andrés Felipe Bedoya, de 8 años), hasta la V de violencia (“Parte mala de la paz”, en la definición de Sara Martínez, de 7).

Javier Naranjo comentó: «Ellos (los niños) tienen una lógica distinta, otra manera de entender el mundo, otra manera de habitar la realidad y de revelarnos muchas cosas que ya hemos olvidado». Y así, en el particular diccionario, el agua es – entre otras cosas – una “Transparencia que se puede tomar”. Mientras, una de las definiciones de Dios es “el amor con pelo largo y poderes”. «En creación literaria hacíamos juegos de palabras, inventábamos historias. Y la génesis del libro es uno de los ejercicios que hacíamos», le relató el ahora director de la biblioteca y centro comunitario rural “Laboratorio del Espíritu” a BBC Mundo. «Los niños eligieron algunas palabras y yo también: palabras que me interesaban, por las que me preguntaba. Pero no eludí ninguna. Y ninguna definición dicha por ellos alrededor de esas palabras la taché o la quité (del libro) por un asunto ideológico. La única guía que tuve para la selección era la potencia de esas palabras y de sus expresiones. El poder de revelación que tenían». Para la publicación, Naranjo seleccionó y corrigió puntuación y ortografía. Pero nada más. Lo que significa que la voz de los niños sigue ahí, con sus formas de explicar las cosas y sus particulares construcciones gramaticales. Si de algo está convencido el también poeta colombiano, es que los niños tienen mucho que enseñarnos «si estamos atentos a oírlos y a no condescender. Los adultos pareciera que condescendiéramos a hablar con ellos y es al revés. Más que bajar tenemos que ponernos a su altura. Y estar a su altura es inclinarnos para poder mirarlos a los ojos y hablar con ellos en unos de tú a tú. Escuchar sus dudas, sus miedos, sus deseos y oírlos».

Como profesionales que tienen que interpretar constantemente palabras e ideas, lo único que podemos añadir es que la espontaneidad que reflejan estas definiciones a nosotros nos ha causado un brote de envidia sana.

Perlas de sabiduría:
Anciano: Es un hombre que se mantiene sentado todo el día (Maryluz Arbeláez, 9 años)
Iglesia: Donde uno va a perdonar a Dios (Natalia Bueno, 7 años)
Madre: Madre entiende y después se acuesta a dormir (Juan Alzate, 6 años)
Oscuridad: Es como la frescura de la noche (Ana Cristina Henao, 8 años)
Paz: Cuando uno se perdona (Juan Camilo Hurtado, 8 años)
Sexo: Es una persona que se besa encima de la otra (Luisa Pates, 8)
Soledad: Tristeza que le da a uno a veces (Iván Darío López, 10 años)
Tiempo: Algo que pasa para recordar (Jorge Armando, 8 años)
Universo: Casa de las estrellas (Carlos Gómez, 12 años)

Fuente: Casa de las estrellas: el universo contado por los niños, bbc.co.uk/mundo/noticias