En varias ocasiones hemos hecho referencia al dinamismo de los idiomas, sistemas en constante evolución. Tanto es así que no solo van cambiando, sino que pueden aparecer también lenguas nuevas.

warlpiri

Es el caso del Warlpiri rampaku o Warlpiri ligero, descubierto en Australia por Carmel O’Shannessy, una lingüista de la Universidad de Michigan que lleva más de una década dedicada a la observación de la original forma de comunicarse de los niños de Lajamanu, una remota localidad en el norte de Australia con menos de 700 habitantes.
Se trata de un idioma mixto creado a base de combinar variedades del inglés, el kriol y el warlpiri, una de las lenguas aborígenes australianas con mayor número de hablantes.
Aunque está compuesto mayormente por estructuras gramaticales y palabras de estos tres sistemas, «nos encontramos frente a un nuevo sistema lingüístico porque aquí se juntan estos elementos de una manera muy sistemática y convencional», ha explicado la investigadora. «Por otra parte, tiene estructuras gramaticales innovadoras que le son propias». Las novedades más significativas de este idioma se encuentran en sus tiempos verbales. Por ejemplo, el warlpiri rampaku tiene un tiempo verbal que implica que la acción referida sucede en el presente o en el pasado, pero no en el futuro.

De alguna manera, este sistema lingüístico puede compararse con el lenguaje que utilizan los adolescentes en cualquier parte del mundo, que crean sus propios códigos incomprensibles para los adultos. Pero, la gran diferencia, «es que en esas situaciones, cuando los jóvenes crecen, vuelven a hablar como el resto de la gente. En cambio, aquí, continúan hablando de la misma manera, y la siguiente generación de niños habla así desde bebé». Según O’Shannessy, no se trata de un acto deliberado. «Es muy probable que en los años 70 u 80 los padres les hablasen a sus hijos mezclando los idiomas, y utilizaran ese patrón para hablarles de forma consistente. Cuando los niños empezaron a hablar, lo hicieron siguiendo el mismo patrón», y se transformó en la manera de hablar de los más pequeños. «Creo que la identidad juega un papel. Después de que los niños crearan el nuevo sistema, este se ha convertido en una seña de su identidad como jóvenes warlpiris de la comunidad Lajamanu».

Curiosamente, aunque no estamos frente a un fenómeno que se produzca todos los días, la aparición de un nuevo sistema lingüístico puede ser más común de lo que se piensa. «Creo que ocurre con más frecuencia de lo que sabemos. El problema es que si no hay un lingüista allí para observarlo, no nos damos cuenta, pero es más probable que aparezca en comunidades donde hay mucha gente multilingüe y mucha población joven que interactúa entre sí», ha comentado la investigadora.

Noticias como esta nos resultan muy interesantes debido a nuestra pasión por los idiomas, pero también nuestra faceta empresarial se alegra, ya que son la confirmación de que trabajamos en un sector activo, con mucha energía y estímulos constantes.