En esta primera entrada de noviembre, casi nos hemos dejado tentar por el espíritu comercial para hablarles de la fiesta de Halloween, pero al final hemos decidido ser (o mejor, parecer) más serios, así que vamos a comentar el tema relativo al Premio Nacional a la Mejor Traducción.

Premio

Se trata de un premio convocado desde 1984 por el Ministerio de Cultura de España y, en su formato actual, premia a la mejor traducción de una obra extranjera, realizada por traductores españoles en cualquiera de las lenguas españolas. Este año el galardón ha sido otorgado a Carmen Montes Cano (traductora literaria y editorial), por la traducción de la obra Kallocaína del sueco Karin Boye. El Jurado ha considerado que «es una excelente traducción que enriquece nuestro panorama literario con la temática de un mundo futuro opresivo (ocho años antes que 1984 de Orwell), resolviendo con acierto las dificultades lingüísticas que presenta el idioma sueco, creado para este mundo especial».

Nuestra más sincera enhorabuena a Carmen Montes Cano, a la que, además, agradecemos las palabras que ha dedicado al oficio de traductor: «La labor del traductor está muy en la sombra y no está valorada. Hay muchas formas de conferir esa existencia a un traductor: por parte de las editoriales, respetando nuestro trabajo según la Ley de Propiedad Intelectual, y en el caso de los lectores, diciéndoles que recuerden que existimos mirando la página de créditos. […] Se nos falta el respeto por nuestro trabajo en algunos sectores editoriales, además de la consideración de autor que a veces se nos niega».

Claramente, considerando el contexto y la trayectoria profesional de la ganadora, Montes Cano se ha referido en particular a los traductores literarios, pero el núcleo de sus comentarios se puede extender a la profesión en general. No hay premio al mejor traductor de instrucciones para impresora o a la mejor traducción de informes financieros (y seamos honestos, estas “obras” tienen bastante menos encanto que una novela), pero los profesionales que se dedican a estos encargos también sufren la escasa valoración de su trabajo. Es por eso que cualquier oportunidad para recordar la importancia de la labor de traducción nos parece positiva, y damos las gracias a todos los compañeros que han aprovechado y seguirán aprovechando todas las ocasiones para darle al oficio la posición que se merece.

Fuentes: abc.es/cultura/libros, vozpopuli.com