En la última entrada del blog tratamos la relación que censura y traducción tuvieron durante el régimen franquista; nos gustaría ahora centrarnos en el papel del traductor. “Traducción y censura actuaron unidos manipulando y controlando el discurso a favor del poder totalitario”; leídas fuera de contexto, estas palabras del libro de Rosa Rabadán Traducción y censura inglés-español: 1939-1985, Estudio preliminar, podrían hacernos pensar en una actitud servil y colaboradora de los traductores hacia la dictadura, pero hay otros muchos elementos que tener en cuenta y que la misma autora menciona.
“Cuando analizamos el trabajo del traductor, lo primero que debemos tener en cuenta es que éste realiza su labor bajo la influencia de un contexto histórico, social, político e ideológico muy determinado. […]


En general, el trabajo de traducir era realizado por personas que, o bien estaban de acuerdo con la ideología del régimen, o este trabajo remunerado suponía una fuente de ingresos extra a sus escasos salarios. Muchas de las personas que se dedicaron a esta labor fueron intelectuales represaliados que tuvieron que recurrir a esta actividad como única forma de supervivencia, ya que se les denegaba el acceso a otro tipo de posibilidades. Esto no quita que muchos intelectuales denunciaran la banalización de la práctica de la traducción y lucharan por realzar la labor creativa que implica la traducción literaria hecha por profesionales comprometidos.

La legislación vigente supuso un sobreesfuerzo para el traductor de la época, a la necesidad de traducir se unía la obligatoriedad de que el trabajo fuese lo más fiel posible al original pero sin entrar en conflicto con la ideología del régimen. […] En muchos de los casos los traductores intentaban llegar al límite de lo que podría ser permitido por la junta censora, por lo que en ocasiones fueron la avanzadilla del progreso en su la lucha por evitar la censura. Los traductores intentaron que los censores fueran más receptivos hacia las obras que provenían del exterior, sobre todo, una vez que la influencia de la iglesia en la práctica de la censura fue disminuyendo. Desde este punto de vista, la traducción jugó un papel en el impulso y creación de cultura en la etapa franquista.
Si dejamos aparte las cuestiones ideológicas, la labor de los traductores fue encomiable al conseguir que el producto llegase al receptor de modo natural. […]

Por nuestra parte compartimos esta última reflexión. Traducir una obra del teatro clásico inglés o un texto cinematográfico, de por sí es un reto para un profesional de la traducción, por lo tanto podemos imaginar la dificultad añadida a la que tuvieron que enfrentarse los compañeros debido a las estrictas normas de los censores. En un ámbito en el que la creatividad es un componente muy importante, nos parece incluso un contrasentido la imposición de reglas intransigentes. Por eso agradecemos el poder trabajar en una época en que, aunque los intentos de censura no hayan desaparecido, es más común el empleo del diálogo constructivo y el intercambio de opiniones entre las partes involucradas en una traducción.

 

Fuentes y enlaces relacionados:

http://obras-de-traductologia.wikispaces.com/RABAD%C3%81N,+Rosa+-++Traducci%C3%B3n+y+censura+ingl%C3%A9s-espa%C3%B1ol+1939-1985

http://www.ehu.es/trace/inicio.php