Cerebro-Bilingue
Recientemente hemos hablado de bilingüismo, intentando definirlo o por lo menos acercarnos a lo que implica este concepto. Ahora nos interesa evaluar las ventajas de ser bilingüe, que parecen ser muchas. Una simple búsqueda en Google permite encontrar numerosos artículos que intentan aclarar los beneficios de hablar dos idiomas; en esta ocasión nos fijamos en uno que apareció en el periódico El Mundo en febrero de 2011.

Ese mes, durante una reunión de la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia, «varias investigaciones presentadas en Washington echaron por tierra décadas en las que se temía que aprender dos lenguas podía crear confusión en el cerebro, sobre todo en el caso de los niños.

Uno de los estudios procedía de los laboratorios de la Universidad de Granada, donde los profesores María Teresa Bajo y Pedro Macizo habían trabajado con varios voluntarios que hablaban perfectamente tanto español como inglés […].

Tras medir su tiempo de respuesta y actividad cerebral ante una pregunta, los investigadores observaron que las personas bilingües son capaces de activar dos idiomas al mismo tiempo, incluso en situaciones en las que sólo necesitan uno». Se llegó por lo tanto a la conclusión de que el «bilingüismo no sólo mejora la atención sino que también entrena la memoria de estas personas, como si fuese una especie de “gimnasia mental”».

Los hallazgos de un estudio realizado por Judith Kroll, de la Universidad de Pensilvania (EEUU), mostraron que las personas bilingües no son necesariamente más inteligentes, ni aprenden mejor; pero son «eso sí, personas “multitarea”, capaces de procesar varias tareas al mismo tiempo y despreciar rápidamente la información irrelevante que percibe su cerebro».

Otra investigación «publicada en la revista “Neurology” por Elen Byalistok (de Toronto) mostró que usar dos lenguas cada día conseguía retrasar una media de cuatro años la aparición de Alzheimer. Y aunque las mayores ventajas se observaron en las personas que usaban ambas lenguas a diario, la investigadora canadiense destacó que incluso practicar en verano esa segunda lengua aprendida en el colegio puede ser beneficioso contra la demencia».

Aunque el aprendizaje de idiomas es una tarea que requiere mucha constancia y dedicación, resulta evidente que el provecho que de él deriva merece el esfuerzo y hasta algún encontronazo con las normas de gramática.

Fuente: elmundo.es