El viernes pasado fue un día que los profesionales de nuestro gremio deberíamos celebrar por todo lo alto: el Día Internacional de la Lengua Materna.

Este día fue proclamado por la UNESCO en noviembre de 1999. Se eligió el 21 de febrero para conmemorar las manifestaciones estudiantiles que tuvieron lugar en 1952 en Dhaka, capital del actual Bangladesh, y en las que varios participantes murieron en defensa de la lengua bangla para que se reconociera como uno de los dos idiomas oficiales del entonces Pakistán.
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Para entender los conceptos que están a la base de este día, nada mejor que ver los contenidos propuestos por la UNESCO:

«Las lenguas son los instrumentos más poderosos para preservar y desarrollar nuestro patrimonio cultural, tanto el tangible como el intangible. Todas iniciativas dirigidas a difundir las lenguas maternas servirán no sólo para incentivar la diversidad lingüística y el multilingüismo, sino también para crear una mayor conciencia acerca de las tradiciones culturales en todo el mundo y promover la solidaridad basada en el entendimiento, la tolerancia y el diálogo.»

«… la educación multilingüe es importante: “Se entiende por educación multilingüe el uso en la educación de al menos tres idiomas: la lengua materna, una lengua regional o nacional y un idioma internacional”.»

El propósito del Día Internacional de la Lengua Materna 2014 fue examinar la relación entre los idiomas locales y la ciencia. Varios especialistas debatieron el papel que estos desempeñan para promover el conocimiento tradicional indígena y utilizarlo en favor de una ciudadanía mundial genuina.

Este fue el punto de partida del debate de este año: «Contrariamente a la creencia común, las lenguas locales son totalmente capaces de transmitir los conocimientos científicos y tecnológicos más modernos. De hecho, la comunicación en el mundo de las ciencias se establece mayoritariamente en idiomas vernáculos. Con la exclusión de estas lenguas, sus hablantes se verán privados de su derecho humano fundamental al conocimiento científico. En cambio, su preservación abre las puertas al enriquecimiento con saberes tradicionales científicos a menudo ignorados.»

Solo queremos añadir que nos encantan todas las lenguas del mundo, fuentes y depositarias de nuestro enorme patrimonio cultural, y que nuestro mayor deseo es que se empiecen a considerar y valorar como una diversidad que, en vez de separarnos, une y enriquece a todos los pueblos.

Fuente: un.org