A menudo hemos subrayado la importancia de conocer otras lenguas y culturas y hemos criticado el dominio, a nuestro parecer exagerado, del inglés. Pero, ¿cuál es el punto de vista de los que en cambio hablan inglés como idioma nativo? Hemos encontrado un artículo de febrero de 2012 del británico Will Hutton, periodista que escribe para el Observer.

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El texto se abre con una reflexión sobre la actitud de los estadounidenses hacia los otros idiomas: «Quien habla una lengua extranjera demuestra atribuir importancia a las cosas equivocadas, es decir, expresa la voluntad de comprometerse para conocer otra cultura, con su idioma y sus usanzas. Cosa que los “americanos de verdad” no hacen.»

Hutton pasa luego a la actitud británica, que comparte bastantes aspectos con la estadounidense:

«Los británicos tenemos un defecto parecido, pero no tenemos la excusa de ser la potencia dominante y ocupar un continente entero. Vivimos en una grande isla en el Mar del Norte que está perdiendo su poder económico. Sea cual sea el futuro que nos espera, este pide una actitud de apertura e intercambio con el resto del mundo. Hasta los euroescépticos sostienen que nuestro país debería pensar de forma global para garantizarnos un mejor porvenir […]. De todas formas, independientemente de vuestra opinión al respecto, la capacidad de hablar una lengua extranjera es de importancia vital.

En cambio, estadísticas recientes muestran como estamos yendo por el camino contrario. […] El problema es que tanto a nivel de cultura popular como de élite, los británicos no hemos aceptado la nueva posición internacional del país o las implicaciones de la situación económica: el recuerdo de la grandeza del imperio y de la superpotencia, junto con el reconfortante hecho de que en Estados Unidos se habla inglés, hace que nos engañemos pensando que aprender un idioma extranjero es una calidad accesoria. […]

Los extranjeros, para los británicos, son parte del problema y no de la solución. Hay cierta estrechez de miras con respecto a las necesidades de nuestro país: sin la inmigración, la Unión Europea y la crisis, estaríamos bastante bien. Esta es más o menos la idea dominante, repetida de forma constante por la prensa popular.

En cambio, Gran Bretaña tiene que crear, intercambiar y mantener una actitud abierta. […] Tiene que ser un país generoso hacia sí mismo y los demás. Ya han pasado los tiempos en que éramos una superpotencia, ahora tenemos que remangarnos y ponernos a trabajar. […]»

No vamos a esconder que se trata de un punto de vista que confirma nuestra posición con respecto a este asunto y nos alegra que sea un nativo inglés el que lo proponga. Puede parecer que estemos en contra del idioma anglosajón, pero nada más lejos de la realidad: de lo que sí estamos en contra, es del monolingüismo que se intenta imponer desde hace tiempo en muchos ámbitos, y que supone la pérdida de la variedad cultural y de los muchos matices que tiene el lenguaje y, por consecuencia, la vida.

Fuente: internazionale.it/opinioni