Al final nos considerarán cabezones, pero seguimos con el propósito de aclarar la diferencia entre una traducción automática y una traducción hecha por un profesional del sector. En esta ocasión, unos contenidos publicados por el diario ABC y La Red 21 nos permiten retomar el tema.Traducción automatica

El periodista de ABC, hablando del traductor automático de Google, se pregunta: « ¿Por qué no acierta más? ¿Por qué Google habla un español raro (peor catalán y aún peor chino, y con diferente acierto en cada uno de los 71 idiomas que comprende)?». Y su respuesta es: «A las máquinas se les dan bien los números, no las letras; y esta es la forma de que entiendan una lengua».
La respuesta se basa en el método de funcionamiento del traductor: «Google no traduce palabra por palabra, no sigue reglas gramaticales ni sintácticas, porque las excepciones a la regla, y las excepciones a las excepciones en cada uno de los idiomas, harían inviable la herramienta. Google Translate, por el contrario, sigue la traducción automática estadística […] Consiste en extraer patrones estadísticos a través de las probabilidades obtenidas tras analizar textos ya interpretados por traductores humanos profesionales. La conversión, por tanto, consiste en reproducir las palabras en función de la probabilidad que hay de que la combinación se repita en el otro idioma».

Por supuesto desde Google se han apresurado a comentar que existe un amplio margen de mejora en la técnica hoy aplicada y que además están buscando un nuevo sistema que complete el actual. Google, además, hace un llamamiento para que investigadores de todo el mundo «sumen esfuerzos a la gran tarea del idioma en la aldea global». Aunque corramos el peligro de ser tachados de “amargados”, creemos que ninguna empresa que cotiza en Bolsa tiene objetivos puramente filantrópicos; ni siquiera nosotros, bien lejos del nivel empresarial de Google, podemos permitirnos ser totalmente desinteresados.

Lo que no compartimos en absoluto y nos desagrada sumamente, es que se difunda una idea equivocada y simplista de la traducción. No nos cansaremos de repetirlo, ya que es la base de nuestra profesión: el lenguaje no es un mero conjunto de palabras, el lenguaje lleva en sí cultura, emociones, contextos… y por lo tanto infinidad de matices, cosas que las máquinas, aunque en determinadas ocasiones se revelen extremadamente útiles, no pueden percibir. Y nos alegramos inmensamente de esto, no solo porque así nos queda esperanza para poder continuar viviendo de lo que nos apasiona, sino porque significa que el hombre sigue siendo un ser muy especial, que no puede ser sustituido por un robot.

Fuentes: lr21.com.uy, abc.es/tecnologia/informatica-software