Puede acontecer que a veces perdamos momentáneamente la ilusión hacia nuestra profesión o empecemos a verla como algo mecánico, como un mero instrumento para poder sobrevivir. Pero normalmente luego pasan cosas que nos hacen recordar el porqué de la elección de nuestro camino, y eso suele devolvernos el entusiasmo.

 

Traducción

En esta ocasión tampoco es que estuviéramos muy desmotivados, pero hemos encontrado, olvidados en una caja, unos libros que compramos hace muchos años, al empezar el contacto con el mundo de la traducción. Los comentarios en lápiz y las frases subrayadas con colores flúor no solo nos han traído buenos recuerdos, sino que también nos han rememorado conceptos importantes que, con el estrés de la rutina, muchas veces olvidamos.

Los textos en cuestión son Translation Studies de Susan Bassnett y Traducción: Literatura y Literalidad de Octavio Paz. Les proponemos algunas de las frases que en su día atrajeron nuestra atención y que todavía a día de hoy podrían dar comienzo a largas conversaciones e intercambios de opiniones:

«La traducción ha sido siempre considerada una actividad secundaria, un proceso “mecánico” en vez de “creativo”, al alcance de cualquier persona que tuviese un conocimiento básico de otro idioma diferente al nativo.
[…] Los progresos más importantes en los estudios sobre traducción desarrollados en el siglo XX vienen del trabajo realizado en Rusia en los años ‘20 […]. Se establecieron nuevos criterios para la fundación de una teoría de la traducción y se demostró que se trata de una actividad muy diferente a la de un diletante, provisto solo de un conocimiento mínimo de otro idioma: es, como sostiene Randolph Quirk, “una de las empresas más difíciles a las que un escritor pueda enfrentarse”.» – Translation Studies, Susan Bassnett

«Cada texto es único y, simultáneamente, es la traducción de otro texto. Ningún texto es enteramente original, porque el lenguaje mismo, en su esencia, es ya una traducción: primero, del mundo no verbal y, después, porque cada signo y cada frase es la traducción de otro signo y de otra frase. Pero ese razonamiento puede invertirse sin perder validez: todos los textos son originales porque cada traducción es distinta. Cada traducción es, hasta cierto punto, una invención y así constituye un texto único.
[…] ¿Y las máquinas que traducen? Cuando estos aparatos logren realmente
traducir, realizarán una operación literaria; no harán nada distinto a lo que hacen
ahora los traductores: literatura. La traducción es una tarea en la que, descontados
los indispensables conocimientos lingüísticos, lo decisivo es la iniciativa del
traductor, sea este una máquina “programada” por un hombre o un hombre rodeado de diccionarios.» – Traducción: Literatura y Literalidad, Octavio Paz

Fuente: web.ua.es, obras-de-traductologia.wikispaces.com, Translation-Studies