Ayer fue el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Apoyamos este día, así como apoyamos todo Día Internacional u otra iniciativa que promueva el fin de cualquier tipo de violencia. No estamos en la posición de dar lecciones ni, lamentablemente, soluciones para eliminar la violencia de género, pero, como “obreros del lenguaje” que somos, queremos reflexionar sobre el sexismo presente en el idioma español, fenómeno que a veces pasa desapercibido, pero que marca nuestra forma de pensar y ver las cosas.

25 noviembre

Unos artículos publicados en El País nos proponen pasajes interesantes al respecto:

A finales de 2014 saldrá la versión vigésimo tercera del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). «Algunas de las acepciones más denostadas por su sesgo machista desaparecerán. Ya no será más huérfano quien pierda al padre que a la madre. Lo femenino no equivaldrá a débil y endeble, ni lo masculino a varonil y enérgico. Tampoco babosear tendrá entre sus variadas definiciones la de “obsequiar a una mujer con exceso”.»

En palabras de Pedro Álvarez de Miranda, director de la revisión del Diccionario: «“Se trata de que el Diccionario sea mejor, no menos machista, sino de que lo que diga sea verdad. Parece que solo actuamos a instancias de parte y no es así… no se cambia por protestas sino porque no es verdad. Lo que no se puede pretender es cambiar la realidad a través del Diccionario. Si la sociedad es machista, el Diccionario la reflejará. Cuando cambia la sociedad, cambia el Diccionario”».

Cada opinión es respetable, pero aquí nos permitirá el catedrático estar en desacuerdo y considerar, en cambio, más acertado el comentario de Eulàlia Lledó, «una catedrática de Lengua y Literatura de secundaria que lleva años investigando los sesgos sexistas en el lenguaje. En su opinión, la casa es refractaria a incorporar usos igualitarios que están en la calle. “El DRAE está a años luz de la sociedad. Arrastra una inercia que parece que les gusta. Una de las misiones del Diccionario es reflejar la realidad. Si lees las definiciones de madre, padre o huérfano verás que no la reflejan. El androcentrismo y el sexismo son tópicos que contravienen la realidad”.»

¿Las cosas son como son a pesar de como las define el hombre, o con nuestras palabras influimos en la forma de la realidad? Podríamos abrir un debate filosófico bien largo, pero así, de primera, creemos que depende de según qué cosas. En este caso concreto, eliminar ciertos tópicos machistas del diccionario no solucionaría el problema de la violencia de género, pero probablemente ayudaría a formar poco a poco una nueva y más justa conciencia sobre la igualdad entre hombre y mujer.

Fuente: elpais.com/diario, un.org, cultura.elpais.com