Hace unos días empezó a circular por internet un vídeo, obra de Erik Skuggevik para la Asociación Noruega de Traductores Literarios, que presenta un original punto de vista sobre el oficio de traductor. A nosotros nos ha parecido brillante, primero porque revalora la actividad del traductor de manera original e irónica y además porque nos da un ejemplo del enorme potencial del lenguaje. Pero antes de ver el vídeo, recordemos, en líneas generales, en qué consiste la actividad de traducción.

Esta es la definición que encontramos en la enciclopedia Treccani: «La traducción se presenta como un caso especial de una actividad más amplia, que consiste en trasladar un significado de una forma a otra y en la reformulación de un mensaje. La traducción se hace necesaria para superar un obstáculo en la comprensión. Ese obstáculo puede estar constituido por un idioma desconocido, pero también por palabras desconocidas en el propio idioma nativo, por un estilo complejo, arcaico o retorcido, por un código ignoto. Para que se pueda establecer la comunicación, hace falta entonces que alguien o algo reproduzca el mensaje para que este pueda ser entendido por el destinatario.»

Sobra añadir que, por nuestra parte, apostamos por alguien más que por algo para la realización de traducciones. En este blog podrán encontrar varias entradas en que hemos intentado esclarecer las razones que nos llevan a pensar que los traductores humanos funcionan mejor que las máquinas; de momento, disfruten de tres minutos que les proporcionarán una nueva perspectiva sobre nuestra profesión.

Fuentes: youtube.com, treccani.it