Ya hablamos de ella al principio de noviembre, cuando nos llegó la noticia de que le habían otorgado el Premio Nacional a la Mejor Traducción. Volvemos a mencionar a Carmen Montes Cano porque la escuchamos hace unos días en Onda Cero y creemos que merece la pena citar algunos pasajes de su intervención en la radio:

« [Los traductores] somos como el aire: no podemos vivir sin él, pero solo nos acordamos de él cuando nos falta o huele mal. [La del traductor] es una figura un poco postergada en la transmisión de la cultura. […] Traducir siempre es inventar y creo que todos mis colegas están de acuerdo en que es imposible traducir sin crear, porque la traducción es creación, siempre. […]»

Pregunta uno de los contertulios: « ¿Por qué la cultura del traductor no se impone? ¿Por qué no son Uds. más conocidos, más celebrados?».

Responde la traductora: «En el caso de las editoriales, deberían esgrimirlo como un criterio más de calidad; en el caso del lector, debería exigirlo como un dato crucial tan importante como el número de páginas de la obra. No sé por qué no somos conocidos, supongo que es también una cuestión de educación.»

Hablando de las traducciones que ha hecho Carmen Montes Cano del sueco, la presentadora comenta: «Para un traductor es una dificultad el traducir del sueco al español porque tiene unos matices muy importantes.»

Y la respuesta de Montes Cano, que nos ha encantado, es: «Todas las lenguas tienen unos matices muy importantes, yo no creo que sea más difícil traducir del sueco que traducir del francés, italiano o alemán. Simplemente, el camino que tiene que seguir el traductor para unir el punto de partida y de llegada es otro, por eso cada traductor es experto en su combinación de lenguas. […]».

Con respecto a la combinación sueco-español especifica: «Son lenguas que funcionan de forma muy diferente. […] Las lenguas reflejan en cierta medida una forma de ver el mundo; por ejemplo para los suecos, y para las lenguas germánicas en general, es necesario expresar circunstancias verbales (dónde, cómo, cuándo) con muchísima precisión. Si se está hablando de una botella, esta no se puede poner en la mesa sencillamente, hay que ponerla de pie, y para eso tienen un verbo. Este afán de precisión circunstancial externa nosotros no lo tenemos, para nosotros es superfluo; en español esa información no interesa, la damos solo cuando es verdaderamente necesaria.»

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Aún con el riesgo de resultar repetitivos, terminamos con una reflexión muy parecida a la que escribimos en la anterior entrada dedicada a esta traductora: nos parece estupendo que los compañeros de profesión que tienen acceso a los medios de comunicación, o que de alguna forma pueden llegar al público que no está familiarizado con nuestro sector, empleen todas las oportunidades para dar a conocer un oficio a veces injustamente infravalorado o ninguneado.

Fuente: http://www.ondacero.es/audios-online/