Mañana, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer. Como muchas celebraciones de este tipo, este día ha adquirido un aura comercial que a menudo desvirtúa el sentido real de su nacimiento y razón de ser. No nos parece mal que se aproveche para comprar un ramo de flores o unos bombones, pero creemos que habría que recordar el origen de este día y el significado por el que se rememora cada año.

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Hablando de su origen, la teoría más difusa es que este día fue establecido en 1908 en memoria de las trabajadoras que murieron en el incendio de una fábrica en Nueva York, la Cotton. En realidad, el Día Internacional de la Mujer nació oficialmente en los Estados Unidos el 28 de febrero de 1909. Lo estableció el Partido Socialista americano, que en esa fecha organizó una gran manifestación a favor del derecho de voto de la mujer. El 25 de marzo 1911 ocurrió el suceso del que probablemente se originó la leyenda de la fábrica Cotton: en la fábrica Triangle de Nueva York hubo un incendio y 146 trabajadores (en su mayoría mujeres inmigrantes) perdieron la vida.
La fecha del 8 de marzo entró por primera vez en la historia del Día Internacional de la Mujer en 1917, cuando justamente ese día (domingo 23 de febrero según el calendario juliano utilizado entonces en Rusia u 8 de marzo según el calendario gregoriano utilizado en otros países) las mujeres de San Petersburgo se lanzaron a la calle para exigir el fin de la guerra, protagonizando así la llamada “revolución rusa de febrero”. Fue este evento el que inspiró a las delegadas de la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas la fecha para la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

A la luz de los acontecimientos, debería ser este un día en el que recordar los logros sociales y políticos de las mujeres, además de una oportunidad para fortalecer la lucha contra la discriminación y la violencia y reflexionar sobre los pasos por hacer. Y por supuesto no se trata de un día solo para las mujeres, sino para todos, porque los hombres no deberían ser o sentirse excluidos, sino formar parte activa de un proceso que ojalá nos lleve un día a vivir en un mundo más justo.

Desde nuestro pequeño rincón del mundo, les exhortamos a que cuiden las palabras y eviten el lenguaje sexista y, por supuesto, a que dediquen un tiempo al tema de este año: “Igualdad para las mujeres: progreso para tod@s”.

Fuentes: unwomen.org, style.it