El pasado día 18 se celebró el Día Mundial de la Lengua Árabe, en palabras de la Unesco: «transmisora de los tesoros de una sabiduría islámica milenaria y de la voz de los poetas, filósofos y sabios que han puesto la fuerza y la belleza de esta lengua al servicio de la humanidad.»

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En ocasión de este día, en un blog de El País, se publicó una entrada que quiere presentar una panorámica del estudio de este idioma en España.

El artículo intenta trazar el perfil de los estudiantes de árabe; un docente «señala que el interés por el árabe se ha disparado por la crisis, ya que antes se circunscribía sobre todo a periodistas e hijos de parejas mixtas (de española y árabe, por ejemplo) y ahora cada vez hay más profesionales, “gente que quiere ir a trabajar a los Emiratos, al Magreb… y desean aprender unas nociones para buscar un empleo en estos países”. […]

¿Qué tipo de perfiles se animan con esta lengua? Según los distintos profesores consultados, estudian árabe periodistas, diplomáticos, gente de negocios, estudiantes de Filología Árabe, e incluso descendientes de inmigrantes árabes de segunda generación que saben hablarlo pero no escribirlo. Son, eso sí, de todas las edades, desde jóvenes a jubilados. […] Otros interesados en las lecciones son guardias civiles y policías, así como personas que se están formando en la escuela diplomática. […] Pero, ¿qué lleva a los españoles a estudiar árabe? […] El interés por la cultura árabe y el gusto por conocer gente de estos lugares suele ser compartido por muchos estudiantes. […] También se comparte la reacción de extrañeza al comentarle a alguna persona conocida el idioma que han elegido. Otras veces, se mezcla el interés cultural con lo profesional.»

Todos los idiomas nos parecen interesantes y dignos de atención, son el pan nuestro de cada día por vocación, pero en el caso del árabe, el interés que podamos tener los españoles no nos extraña en absoluto. La lengua y la cultura árabe han tenido una influencia muy grande sobre varios aspectos de nuestro país: el idioma (palabras como aceituna, jaqueca, ajedrez…), la cocina (el garbanzo y el uso de muchas especias), los topónimos (Gibraltar, Guadalajara…) y, además, nos han dejado piezas arquitectónicas espectaculares, como la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada o la Giralda de Sevilla.
Por eso comprendemos que sean cada vez más los que quieren acercarse y conocer mejor la fascinante lengua de Las mil y una noches.

Fuente: unesco.org, blogs.elpais.com/miradas-arabes,