El traductor de Google

El traductor de Google

Dice una famosa cita: si no puedes con tu enemigo, únete a él. Pues, aunque no nos vamos exactamente a unir con el traductor de Google: Google Translate, que está a punto de cumplir 10 años, queremos al menos intentar explicar mejor su función.

Aprovechamos un artículo de Pablo Petovel publicado en merca20.com.

Cuando en 2006 «Google daba vida a su traductor en línea, pocos se imaginaban que tendría un éxito tan impresionante. Es que si bien una herramienta de estas características seguramente iba a ser muy demandada, había mucho escepticismo respecto de que las traducciones fueran realmente certeras. El tiempo demostró que, pese a enormes dificultades de interpretación de modismos y términos técnicos, a muchos les sirve para llegar a entender textos (desde palabras hasta extensos artículos) que, “antes de Google Translate”, hubiera demandado horas».

No podemos no estar de acuerdo, resulta evidente a todos la practicidad de esta herramienta, a la que todos hemos recurrido por lo menos una vez. Ahora, consideramos que la frase “pese a enormes dificultades de interpretación de modismos y términos técnicos” es la madre del cordero. Esta afirmación sigue válida a día de hoy y asegura larga vida profesional al traductor de carne y hueso… siempre y cuando siga habiendo gente que demande traducciones de calidad. Porque en realidad el enemigo del traductor no es Google Translate, sino todos los que aceptan a pie juntillas sus traducciones. Ni siquiera es necesario poner modismos o términos técnicos, basta con teclear alguna frase sencilla y existe la posibilidad de que Google Translate modifique el sujeto o traduzca literalmente una palabra común que en el idioma de destino es un falso amigo.

«…funciona mediante “técnicas de aprendizaje estadístico” para construir su modelo de traducción. Por eso mejora con el tiempo: mientras más traduce, más aprende. “Analiza miles de millones de palabras y documentos en busca de patrones que lo ayudan a determinar cuál es la mejor traducción. Al detectar esos patrones en documentos que ya han sido traducidos por un humano, puede intuir de forma inteligente cuál es la alternativa más adecuada” dice Google».

Ahí está el quid de la cuestión, que el idioma no es matemática ni estadística, los idiomas tienen mucha alma y eso no lo puede detectar una máquina, por mucho que traduzca de forma inteligente y por ende aprenda. Como reconoce Petovel en su artículo, «Eso explica por qué el resultado, muchas veces, no es preciso y presenta incorrecciones».

De todas formas y a pesar de todos sus defectos, felicitamos Google Translate por su inminente décimo cumpleaños… y ya volvemos a traducir, que nos queda mucho por hacer.

Fuente: merca20.com