En varias ocasiones hemos expresado nuestra opinión, según la cual la traducción automática probablemente no llegue nunca a remplazar nuestro trabajo (si lo que se quiere es una traducción de calidad, claro está). Los ejemplos que avalan nuestra teoría son, lamentablemente, constantes. Estamos rodeados de malas traducciones, difíciles no solo de comprender, sino también de leer; textos originales torturados y ridiculizados en traducciones para las que se ha invertido lo menos posible. Lo peor es que esto ocurre también en instituciones y organismos oficiales, que a la vez predican el poliglotismo entre los ciudadanos.

El ejemplo más reciente nos ha llegado del Govern de les Illes Balears, que ha traducido al inglés de forma automática la web del Institut Balear de la Natura (Ibanat), el organismo que gestiona los espacios naturales protegidos de la Comunitat Autònoma. El resultado incluye la traducción de los topónimos locales (con resultados con cierta guasa, como el Son Moragues convertido en Sleep Moragues) y la presencia de lo que el periodista define de forma brillante como “innovadora versión de bilingüismo simultáneo” (un ejemplo: «special permission with antelació també»). El Govern muestra ser consciente de la calidad de su producto, considerando que a pie de página aparece la frase: «Automatic translation. Sorry for the inconvenience»; sinceramente, admitir que se está publicando un trabajo mal hecho, no nos parece un buen proceder.

Puede que resultemos cargantes, aun así nunca dejaremos de repetir que una buena traducción requiere formación, tiempo y dedicación, razón por la cual hay que pagar el importe adecuado a un profesional del sector. Tampoco queremos convertirnos en millonarios como los futbolistas, somos absolutamente conscientes de que ver regatear a Cristiano Ronaldo despierta más interés y entretiene mucho más que un traductor pegado al ordenador y trabajando en pijama. De todos modos, creemos que los ejemplos continuos de traducciones de ínfima calidad deberían despertar la indignación de los ciudadanos, sobre todo cuando son consecuencia de la falta de inversión en buenos profesionales por parte de las instituciones que nos deberían representar.

Fuente: diariodemallorca.es