Entre los objetivos de nuestro blog, está el de permitir que también los que no son del sector entiendan en qué consiste y qué supone nuestra profesión. A nuestro parecer es un objetivo muy necesario ya que, a menudo, las labores de traducción e interpretación no reciben la atención y la consideración que merecen. En absoluto queremos presentarnos como víctimas, es un hecho al que nos enfrentamos con determinación y que intentamos cambiar a través de la calidad de nuestro trabajo; además, somos conscientes de que esta es una realidad que compartimos con más profesiones.

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Estamos de acuerdo con lo de “mal de muchos, consuelo de tontos”, pero tenemos que admitir que esta semana la campaña de sensibilización #coglioneNO que circula en internet nos ha provocado una fugaz sensación positiva, al darnos cuenta de que la misma situación está presente también fuera de nuestras fronteras.

La campaña en cuestión, que llega de Italia y cuya etiqueta literalmente sería #gilipollasNO, ha sido realizada por el grupo de creativos Zero, compuesto por Stefano, Niccolò y Alessandro, tres chicos que se definen mitad piratas y mitad filmmakers.
Se trata de tres vídeos en los cuales con mucha ironía (cosa que vuelve el mensaje dramático), nos enseñan situaciones cotidianas en que unos clientes rechazan pagar al profesional que han contratado para algún servicio en sus casas. Un hipster bastante insoportable no quiere pagar al fontanero que le acaba de arreglar la cisterna del wáter, un ricachón ordinario al jardinero que ha llamado un domingo por la mañana para que a su esposa no le molesten las ramas de un árbol, y un chico en camiseta de tirantes al antenista que le acaba de devolver el partido de fútbol.

El mensaje está clarísimo. Estas tres situaciones de por sí resultan extrañas porque normalmente nadie rechaza pagar la cuenta presentada por este tipo de profesional (fontanero, jardinero, etc.) al terminar su servicio (nos suele parecer cara, eso sí, pero la solemos abonar sin conflictos); pero la brillantez de los vídeos está en las palabras que pronuncian los clientes para comunicar que el trabajo no va a ser remunerado. Se trata de una de las típicas frases que suelen escuchar los jóvenes creativos freelance (y lamentablemente otros colectivos también): «Lo siento, ha sido un malentendido… no hay presupuesto para este proyecto”.

Ya han surgido críticas y aparecido detractores, pero a nosotros nos parece que estos chicos han sabido resumir, en pocos minutos y con una guasa muy inteligente, la situación y el malestar de muchos profesionales a los que simplemente les gustaría que su trabajo consiguiera la atención y el cariño que le corresponde.

Fuente: zerovideo.net/