Cuando se habla de las competencias específicas de la traducción, se hace referencia a una serie de capacidades, conocimientos y habilidades que se necesitan para desempeñar esta profesión y ofrecer así buenos servicios de traducción. Respecto a cada uno de estos aspectos hay diversas teorías avaladas por distintos expertos en la materia, y cada uno posee sus propias clasificaciones, pero de forma resumida las principales competencias de un traductor, son las que vamos a desglosar a continuación.

Comunicativa bilingüe

Esto quiere decir que al menos se tiene que tener una capacidad de comunicación y textual de dos lenguas y culturas: la de la lengua base y la de llegada. Todo ello implica dominar una serie de aspectos, según indica el experto Daniel Alejandro Márquez en el documento Las once competencias del traductor: El perfil ideal en servicios de traducción:

  • Cuestiones pragmáticas relativas a cómo proceder en contextos dados para expresar y comprender actos del habla.
  • Convenciones sociolingüísticas.
  • Saber usar todo lo relativo al ámbito textual, que comprende conocer los diferentes géneros textuales y la producción de textos.
  • Gramática y léxico, es decir, controlar morfología y la sintaxis, fonología, grafología y vocabulario.

Cultural o extralingüística

Esta competencia la define Dorothy A. Kelly como necesaria para una buena traducción, ya que no solo hay que tener conocimientos “técnicos” de otro idioma, también es fundamenta disponer una amplia información acerca de sus valores, mitos, percepciones, creencias y representaciones  textuales, ya que al final estos parámetros definen e influyen en las singularidades del lenguaje.

Dominar la cultura permite a su vez conocer “las características y las convenciones de los principales géneros y subgéneros textuales presentes en el mercado profesional de la traducción y la  interpretación en las diversas culturas en las que se hablan las lenguas de trabajo”.

Competencia de transferencia o temática

Tener los suficientes conocimientos sobre el tema del que se va a hacer la traducción. Todo esto confiere al traductor la habilidad de poder hacer la correcta transferencia del texto de origen al de llegada, con el sentido y la coherencia necesaria.

Profesional

Esta comprende la formación adecuada para la gestión del oficio. Además, saber manejar los distintos elementos que comprenden el mundo de la traducción, así como el uso de las nuevas tecnologías y fuentes de información.

Estratégica

En este caso se hace referencia a aquella que otorga al traductor esa habilidad estructural que le permite conocer los procesos, ser eficiente y arreglar los problemas que puedan surgir. Se trata de saber identificar los problemas que puedan surgir en el ejercicio de la traducción y actuar de forma lógica y coordinada.

Interpersonal y psicofisiológica

Por un lado, la interpersonal engloba la capacidad de poder trabajar en equipo con otros expertos que intervienen en la labor de la traducción, como pueden ser los correctores, pero además con los clientes, proveedores o agencias de traducción.

Las cuestiones psicofisiológicas hacen mención a ciertas aptitudes que se les suelen requerir a los traductores como el hecho de ser personas con una gran memoria, con un interés extenso por el aprendizaje, y que deben sobresalir a ser posible por su atención y concentración.

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