El bilingüismo es el “uso habitual de dos lenguas en una misma región o por una misma persona”, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE). Otra definición nos habla de la capacidad de una persona para poder utilizar de forma indistinta dos lenguas en cualquier situación comunicativa y con la misma eficacia. La mayoría de las definiciones establecen que una persona bilingüe posee una lengua predominante o primaria (L1) y una lengua secundaria o adquirida (L2). Aunque respecto a esta diferenciación hay discrepancias, ya que hay quien distingue el bilingüismo en función de cómo se ha adquirido y a veces esta matización no queda tan clara.

Tipos de bilingüismo

En cuanto a la clasificación, podemos encontrar diferentes clases según distintos teóricos, pero nosotros solo vamos a hablar de los tipos que consideramos más relevante. Así, algunos hablan del bilingüismo simultáneo o compuesto, que es el que se ha adquirido por un individuo desde su nacimiento o en etapas tempranas del mismo. De este modo, es capaz de procesar dos sistemas lingüísticos diferentes de forma natural. Este se considera desde otras perspectivas como un bilingüismo equilibrado.

Por otro lado, tenemos el bilingüismo sucesivo o coordinado que es el que se alcanza una vez se ha sabe ya una lengua a la perfección, y tiempo después se aprende otra y es por ello que se considera que hay una lengua predominante (L1) respecto a la otra (L2). A este se le llama también dominante.

Por otra parte, se hace mención al bilingüismo social, que es el adquirido dentro de una comunidad o grupo humano.

El cerebro bilingüe

Desde un punto de vista científico se sabe que la capacidad para aprender dos lenguas es mayor a edades tempranas. Esto es así porque el cerebro tiene más plasticidad y es más perceptivo a los estímulos externos.

Aunque aprender una segunda lengua es posible a cualquier edad, diversos estudios han demostrado que a partir de los seis años el nivel de competencia lingüística se reduce.

Cabe destacar que diversas investigaciones han verificado que un cerebro bilingüe no es igual que uno monolingüe. En el primer caso el órgano trabaja de forma distinta, ya que se activan diferentes áreas neuronales que hacen que las mentes sean más flexibles, con más capacidad de concentración y atención, así como de memoria y resolución de problemas.

El ser bilingüe implica por tanto que el cerebro funciona de una manera diferente, lo que aporta una serie de ventajas desde un punto de vista cognitivo, pero según los expertos aclaran que tampoco significa que estas personas sean más inteligentes.

Otro de los beneficios de ser bilingüe es que puede proteger del deterioro cognitivo o de una lesión cerebral. De hecho, ciertos estudios indican que en estas personas la aparición de la enfermedad de Alzheimer se retrasa entre cuatro y cinco años.

El bilingüismo en la traducción

Generalmente se tiende a  pensar que una persona bilingüe se puede dedicar a la traducción de una forma más eficaz, sin embargo es una idea equivoca. Para trabajar en este sector es necesario algo más que saber dos idiomas.

Sí puede suponer una ventaja, pero no lo es todo. Un traductor tiene que poseer una formación y unas competencias específicas para realizar bien su trabajo. Además, ha de conocer a la perfección cada idioma en todos sus ámbitos y estar al tanto de las modificaciones que se producen su uso para poder ofrecer traducciones de calidad.

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